jueves, 5 de julio de 2012


¿Quiénes son los implicados?


Los agresores o perpetradores: son personas o grupos de personas que utilizan estrategias de control social para todas sus vidas. Los abusadores son físicamente más fuertes que sus pares y dominantes. Además suelen ser más impulsivos y no seguir las reglas, teniendo una baja tolerancia a la frustración y usualmente son desafiantes ante la autoridad. Su actitud suele ser positiva hacia la violencia y esperan crear conflictos, incluso donde no los hay. Asimismo, no suelen empatizar con el dolor de la víctima ni arrepentirse de sus actos (Trautmman, 2008).

El propósito de estas personas para agredir a los otros varía y depende de diversas razones. Unos realizan estos actos por la necesidad de poder; así golpean, patean o le roban a los otros para incrementar su poder. Otros, realizan estos actos porque es una reacción al haber sido abusados anteriormente por otros niños y lo hacen como venganza o forma de ganar sentido de poder. (Furlong, Soliz, Simental, & Greif, 2004) De esta manera, la teoría de la perspectiva social habla de los niños “agresores-víctimas” que se encuentran dentro de un círculo; aquellos que fueron agredidos se convierten en agresores. Finalmente, la teoría que proponen Roberts y Morotti de “Patear al Perro (Kick the Dog)” es el niño que agrede como reacción al ambiente de estrategias autoritarias utilizadas en el hogar. (Furlong, Soliz, Simental, & Greif, 2004).







Las víctimas: pueden ser personas activas o agresivas que en cualquiera de los dos casos, aprenden a aceptar el rol de víctimas y a desconfiar de los demás.Como características físicas, psicológicas y sociales, estas personas suelen ser niños o niñas que pasan más tiempo solos, niños/as encajonados en categorías como “rechazados” o “lornas”, y niños menores que los agresores. (Furlong, Soliz, Simental, & Greif, 2004) Además, están los que tienen pobres o pocas características físicas deseables como los niños bajitos, delgados y débiles y los que tienen baja competencia social y desarreglos emocionales. (Revista: Harvard Mental Health Letter).

Se pueden identificar diversos factores de riesgo de la víctima. Entre los factores individuales destaca la baja autoestima de la víctima, su nerviosismo y sus bajas habilidades sociales para relacionarse con otros niños. Asimismo, existen muchas víctimas con alguna discapacidad o rasgo físico distinto, lo que los hace tener mayor riesgo (Serrano & Iborra, 2005). Es así, que las víctimas “son percibidas como inseguras, sensitivas, poco asertivas, con pocas habilidades sociales y con pocos amigos” (Trautmann, 2005, p.14). 

Otros factores de riesgo del agredido son los familiares, cuando hay “prácticas de crianza inadecuadas: autoritarias o, por el contrario, negligentes, familia disfuncional y poca comunicación familiar.” (Serrano & Iborra, 2005, p.15). Finalmente, hay también ciertos factores escolares, como la escasa participación de actividades grupales, bajas relaciones con sus compañeros, poca comunicación entre los alumnos y los profesores y la ausencia de una figura de autoridad de referencia en el centro educativo (Serrano & Iborra, 2005).

Para las víctimas es bastante difícil comunicar la situación que están viviendo pues tienen mucho miedo de ser agredidos nuevamente por el agresor y quizás de manera más violenta. “Los chicos hablan cuando se les ayuda a hacerlo y una vez que empiezan, surgen otros que los apoyan. Pero hasta entonces, no hablan porque tienen miedo.” (Oliveros & Barrientos, 2007, p.151) Esto llama mucho la atención e indica que todavía hay mucho por hacer en diversos ámbitos para, ayudar a estar personas y para prevenir estos tipos de hostigamiento entre agresores-víctimas y espectadores.







El espectador: son  Aquellos alumnos, niños y niñas o grupos de personas que son observadores de la agresión, más no participes directos de ella, juega un rol integral en la intervención. (Furlong, Soliz, Simental, & Greif, 2004).
 De esta manera, padres de familia, alumnos y profesores que juegan un rol pasivo, están a la misma vez tomando un rol activo en el desarrollo de los actos agresivos escolares. (Revista: Harvard Mental Health Letter).

El espectador tiene una función crucial dentro del hostigamiento pues su intervención es la manera más poderosa de parar los actos agresivos. Así, como lo dice el estudio realizado en los colegios nacionales de primaria en Cusco, Junín y Lima Este, “A un similar porcentaje (34%) de compañeros no les interesa defender o protestar por el maltrato que están observando.” (Oliveros, & Col, 2008, p. 217) Estudios realizados en España señalan que, de 800 alumnos entrevistados, el 75% había sido testigo de agresiones en su centro educativo.

De esta manera, existe el conocido fenómeno del efecto del espectador. Este explica que los espectadores al sentir una falta de responsabilidad individual para ayudar a la víctima, deciden no hacer nada. Y aún si quisieran hacer algo, ellos dicen no tener las herramientas, ni saben cómo ayudar a la víctima. (Revista: Harvard Mental Health Letter) Se recomienda a las escuelas, maestros y a los padres de familias  sensibilizar a estas personas “para que cuestionen al victimario y le resten poder frente al resto de alumnos.” (Oliveros & Barrientos, 2007, p.154).



1 comentario:

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